miércoles, 29 de febrero de 2012

Para quien lo quiera leer.

El camino que tan ilusionada empecé hace casi un año termina hoy para mí. Aunque, para ser justos, llevaba un tiempo siendo un camino agonizante. Los caminos agonizan solo cuando una quiere porque, aun pareciendo sin salida, siempre terminan en más caminos. En plural.

La intención de andar este tipo de caminos es no hacerlo mucho tiempo sola porque el objetivo final siempre son las personas. Y con esa intención comencé: con un proyecto de y por para las personas. Todas con un fin común: trabajo, lealtad, ilusión, novedad, unión...  
Sería de esperar encontrar mucha gente con las mismas metas que tú, aunque la realidad muestra que son las menos. Son esas que te llevas para mañana, para siempre.
Después está la mayoría, que sin saberlo, no comparten ese fin común. Creen saber por qué andan el camino pero solo siguen  la excursión. La mediocridad es el mal endémico de la sociedad.
Y por último te encuentras a  los que dirigen la excursión, desviándola de su destino original. Porque por mucho que se intente, siempre surgen, como la mala hierba, tóxica y destructiva, aunque parezcan perejil.

Lo gracioso/peligroso del tema es que, a su vez, son meros títeres de otros, los que realmente mandan, los líderes. Unos seres que no tienen ni idea de lo que es el campo, porque no han salido de la ciudad en toda su vida.
¿Qué tiene de malo ser un urbanita de ciudad? Pues realmente nada, excepto cuando tu negocio es vender a todas horas que conoces el campo mejor que un girasol. Entonces descubres que ese urbanita que habla y habla y habla... desconoce del todo el campo de su disertación, nunca mejor dicho. Ningún concepto que ladra lo ha usado realmente en su vida, ni ganas. De hecho, sigue pensando que es mejor la bombona de butano que el gas natural, y fomenta cosas como la lucha de clases urbanas.

Algunos ya avisaron anteriormente: durante su travesía toparon con un antiguo librejo de tapas desgastadas: chantajes, venganzas personales, pactos ocultos, chanchullos familiares, trapos sucios, trepas, inútiles, caraduras de profesión... Bah, este libro ya me lo conozco, me dijeron, en su época eran todos iguales: una breve historia cutre de negocios y traición. Ni te molestes en sacarlo del contenedor azul...

Sin embargo, lo abrí y al leer, poco a poco y sin querer aceptarlo... me encontré en un sitio oscuro, piramidal, desigual, vertical... como una montaña escarpada, imposible de escalar.

Y ese ha sido el problema. Que sin haber recorrido siquiera la mitad del camino me encontré con una mayoría de personas de excursión que seguían a unos líderes que repetían incesantemente frases que eran radicalmente opuestas a sus actos.
Así que me voy a seguir buscando mi camino. Como veis, no he utilizado siglas, ni especificidades ninguna, porque este gran despropósito de mentiras del que me desligo está, simplemente, conducido, dirigido, provocado y sostenido por personas que saben perfectamente lo que hacen y por qué lo hacen.

En mis siguientes caminos espero encontrarme con seres humanos.
PD. Estoy feliz!  ^_^

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